ANHELANDO SU PRESENCIA

Salmo 43: 1-3 ¡Hazme justicia, oh Dios! Defiende mi causa frente a esta nación impía; líbrame de gente mentirosa y perversa. Tú eres mi Dios y mi fortaleza: ¿Por qué me has rechazado? ¿Por qué debo andar de luto y oprimido por el enemigo? Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen a tu monte santo, que me lleven al lugar donde tú habitas.

Se cree que este Salmo es la continuación del anterior. El poeta ha sido confrontado con el supuesto silencio y la ausencia de Dios frente a su sufrimiento. Sabemos que eligió confiar en el Señor. En este Salmo va a reafirmar su convicción teológica de que Dios es como una roca firme, a pesar que sus enemigos siguen turbándolo. En estas líneas leemos que vence la tentación de sentirse derrotado, que invoca a Dios como su juez frente a sus enemigos e implora la luz del Señor y su verdad. Esa luz tiene el poder de vencer su oscuridad y a la vez guiarlo en la vida y hacia su santa morada.

Estas palabras confirman que el salmista era un adorador y que anhela llegar al altar de Dios para alabarlo con gozo: “Llegaré entonces al altar de Dios, del Dios de mi alegría y mi deleite, y allí, oh Dios, mi Dios, te alabaré al son del arpa.” ¿Cuánto gozo le expresas en tu alabanza? La mejor forma de superar el luto, la depresión y la melancolía es afianzar nuestra fe en medio de la alabanza. No estamos negando la realidad del dolor, pero sí demostramos que en medio del sufrimiento es posible cimentar nuestra fe y seguir adorando a un Dios soberano y Todopoderoso.

En tiempos de crisis, la alabanza y la oración sincera nos libran de caer en la depresión y alimentan nuestra fe. Si dialogamos con Dios no vamos a sentirlo lejano ni ausente. Debemos aprender a contarle lo que nos está pasando, nuestras luchas, dudas, desconciertos y emociones. El salmista tuvo victoria sobre su sufrimiento y demuestra que jamás pierde su sentido de alabanza y gratitud: Hagamos nuestras sus reflexiones profundas y digamos como él: “¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!”

Amada, sea cual sean las circunstancias por las que estés atravesando, anhela también postrarte en su altar, corre a su santa presencia, pídele que llene tu corazón de gozo y alegría, para que puedas tener una actitud diferente frente a las pruebas. Recuerda que Él defiende tu causa, que es tu Fortaleza y que jamás alejará de ti su luz y su verdad aunque te sientas en tinieblas.

🙏Oración: Señor, enséñame a alabarte con gozo en tiempos de oscuridad confiando en tu verdad y tu fidelidad. Amén.

Me postraré hacia tu santo templo, Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas. 

Salmo 138: 2

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